domingo, 29 de marzo de 2015

Palmera datilera, "Phoenix dactylifera"

Hoy hablaremos de palmeras, pues es su día más señalado en Iberia, esperamos que os guste la entrada.

Foto 1. Palmera de fuegos artificiales sobre el río Nilo en El Cairo.

Las palmeras son plantas leñosas, monocotiledóneas, con sólo crecimiento primario (en altura) en su tronco, salvo el drago y la yuca que si crecen en grosor de fuste. Existen más de 200 géneros y unas 2.700 especies descritas. Hoy trataremos una de las especies del género Phoenix L, que está compuesto por 11 especies distribuidas por las zonas subtropicales del Paleártico occidental, desde las Islas Canarias hasta el Próximo Oriente pasando por el norte de África.

En concreto vamos a hablar de la palmera datilera (Phoenix dactylifera). La literatura botánica suele comentar que las poblaciones ibéricas fueron traídas por los fenicios, sin embargo en el yacimiento de Cueva de los Tiestos (Jumilla) se han encontrado huesos de dátiles de 3.800 años de antiguedad, lo que invalidaría  su procedencia fenicia, ya que esta cultura aparece más tarde en la historia. En todo caso, al ser una especie de gran valor para su aprovechamiento humano, sí que se ha dado un gran trasiego de material genético desde diversos lugares del Mediterráneo y Oriente Medio, siempre con la intención de mejorar la especie. 


Foto 2. Palmeral en La Ribacica, Abanilla
Esta palmera puede alcanzar los 30 m de altura, aunque normalmente no sobrepasa los 25 m, y sus tallos suelen medir de 30 a 70 cm de diámetro. Las hojas se concentran en la porción apical de los tallos, son hojas pinnadas, verdosas o glaucas, de 200 a 300 cm, en ocasiones 400.


Foto 3 Palmeral de Orihuela.

La palmera datilera florece de marzo a mayo, y fructifica de septiembre a diciembre; su fruto son los conocidos dátiles (Foto 4), amarillentos, rojizos, anaranjados, negros o parduzcos, de carne dulce, fibrosa, de hasta 6 mm de espesor.

Foto 4. Dátiles madurando


Su hábitat son los terrenos más o menos húmedos, poco o nada rocosos, llanuras litorales, aluviones, ramblas, fondos de barrancos, etc., con clima cálido y con abundante insolación. No tolera las heladas recurrentes, sus frutos sólo maduran correctamente en las zonas más cálidas, por eso no suelen madurar de modo adecuado en la ribera norte del Mediterráneo.


Foto 5. Palmeras junto a la mar, Mojácar.

Ampliamente distribuida por el norte de África y Próximo Oriente, se cultiva en huertos y palmerales (Foto 6). Los individuos del sudeste ibérico parecen tener dos tipos de origen, o bien proceden de dátiles importados recientemente, con huesos largos y delgados, particularmente parecen traídos de Túnez o del Cercano Oriente (estos ejemplares presentan notables dificultades de polinización sin asistencia humana) o pertenecen al grupo de dátiles tradicionalmente cultivados en el sureste, caracterizados por presentar huesos gruesos, redondeados y poca carne, que son polinizados por insectos o por el viento con relativa facilidad, aunque los palmereros acostumbran también “machearlos” (fecundación en la que se sacuden las inflorescencias masculinas sobre los pies femeninos).


Foto 6. Palmeral en el río Todra, Marruecos

Para los antiguos egipcios su dios Hapi o Hep, padre de los dioses y dador de la vida, es representado con una palma en la mano. Ampliando y asimilando en parte estos atributos para la palmera, en las posteriores culturas mediterráneas la especie será símbolo solar, de la victoria, riqueza, y regeneración de la vida. Los egipcios van a representar la palmera en todas sus artes, pintura, escultura, arquitectura (Foto 7).


Foto 7. Columna de templo con capitel de palmera, Egipto.

En Iberia la palmera datilera sería aceptada ya en el culto de las poblaciones prerromanas que poblaban nuestras tierras, que las incorporaron a sus ritos funerarios un milenio antes de que los fenicios llegaran a la península ibérica, como se ha comentado con anterioridad. Asimismo, hay varios ejemplos de cerámica ibérica ritual expuestos en el Museo Monográfico de la Alcudia, Elche. En concreto, vemos en la siguiente fotografía (Foto 8) la denominada "Procesión", en la que se observa una persona con hojas de palmera rizadas en la mano.

Foto 8. "Procesión". Siglos III o IV a.C.
Fuente: La antigua cultura mediterránea de la palmera

De Grecia se conservan muchos mitos alrededor de las palmeras, en concreto el más famoso es el del nacimiento de los gemelos Apolo y Artemisa entre una palmera y un olivo, considerados ambos en la antigua Grecia árboles luminosos y solares, símbolo del triunfo de la vida.

Foto 9. Leto dando a luz a Apolo y Artemisa
Fuente: Greek-gods.info
Las hojas de las palmeras datileras se usaron asimismo desde los tiempos más remotos en la celebración de la fiesta judía de los tabernáculos, coincidente en el tiempo con la época de recolección de las cosechas, dando así gracias por las mismas y en la que, durante siete días se habita en tiendas construidas con hojas de palmera y diversos ramajes, en memoria del tiempo en que habían vivido sin casa errantes en el desierto.

Foto 10. Judíos ortodoxos preparándose para la Fiesta de los Tabernáculos
Fuente: www.upi.com
En la tradición cristiana las palmeras tienen una función primordial el domingo de Ramos, ya que, según la tradición, se recibió a Jesucristo en Jerusalén como rey con cantos y vítores y alfombrando el suelo con palmas y mantos. Esta tradición se conserva celebrando procesiones en las que las hojas de las palmeras son las protagonistas, particularmente la palma blanca, que se obtiene por el encaperuzamiento de las palmeras, que impide que las palmas nuevas realicen la fotosíntesis, quedando del color amarillento que vemos en la Foto 12.

Foto 11. Procesión de domingo de Ramos
Fuente: http://www.parroquialavilavella.es
Se termina la labor con el trenzado de las palmas, artesanía pura, que consigue variados diseños, y cuya utilización como elemento ceremonial se constata ya, como hemos dicho, en los restos del poblado ibérico de Heliké, en La Alcudia, en los que se representa la palma rizada (Foto 8).

Foto 12. Detalle de palma trenzada.
Fuente: La Palma blanca, artesanía tradicional de Elche



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