miércoles, 31 de diciembre de 2014

Palmeral de Orihuela. Alicante


Para celebrar el principio de este año 2015, compartimos estas fotos, en las que estamos
inciciando también algo bueno, plantando palmeras en el Palmeral de San Antón, Orihuela:





Y esperemos que crezcan y todos nosotros ayudemos en su conservación,
así en unos años se unirán a éstas:


No hay glorificación o alabanza que las culturas del Mediterráneo no hayan atribuido a la palmera.
Según la mitología griega, la palmera como la olivera es un árbol luminoso y solar, símbolo del triunfo de la vida, por eso la trajo Heracles al regresar de los infiernos.
















ES UNA ANTORCHA 

Es una antorcha al aire esta palmera, 
verde llama que busca al sol desnudo 
para beberle sangre; en cada nudo 
de su tronco cuajó una primavera. 

Sin bretes ni eslabones, altanera 
y erguida, pisa el yermo seco y rudo; 
para la miel del cielo es un embudo 
la copa de sus venas, sin madera. 

No se retuerce ni se quiebra al suelo; 
no hay sombra en su follaje; es luz cuajada 
que en ofrenda de amor se alarga al cielo; 

La sangre de un volcán que enamorada 
del padre sol se revistió de anhelo 
y se ofrece, columna, a su morada.
                             
                       Miguel de Unamuno




Para este lugar tal vez sería mejor colocar "La Palmera Levantina" de Miguel Hernández, en lugar del texto de Unamuno, pues seguro que este palmeral de su tierra le inspiro en el poema, pero éste creemos que es más conocido, entre otras cosas, porque Serrat lo ha musicado:





FELIZ AÑO 2015

martes, 23 de diciembre de 2014

Olmeda de Maripinar en otoño







Estos son los colores de
ahora mismo en la
Olmeda del Maripinar, en Cieza.

Os invitamos a visitarla.

El olmo es una de las especies
que pierde las hojas
en último lugar,
literalmente en invierno.








¡FELICES FIESTAS!

viernes, 19 de diciembre de 2014

Pino de Vitorio, Campos del Río

Esta entrada tiene firma, y es que Félix Carrillo, el otro responsable de este blog, es muy conocido en este mundillo de la biodiversidad del sudeste ibérico y sobre todo de los árboles monumentales, pero ya que yo también voy a aportar mi granito de arena escribo algo más personal como presentación, os cuento que hace cuatro años llegué a trabajar a la D. G. de Medio Ambiente, y casi por casualidad me tocó ponerme con fichas de campo e imágenes de los árboles de Murcia, circunstancia que me ha permitido en este tiempo conocerlos un poco y por supuesto apreciarlos mucho.

En ese momento, sin embargo, vi con pena que no se había localizado ningún árbol que se pudiera catalogar como singular en Campos del Río, mi pueblo, así que se lo comenté a mi padre, por si él recordaba alguno que mereciera la pena, y propuso visitar este pino piñonero que tenemos aquí, el Pino de Vitorio.



Este árbol ya lo recuerda de grandes dimensiones cuando él era niño, y probablemente todos los camperos hemos ido alguna vez de excursión por sus alrededores, así que está muy vinculado al pueblo. No es el mejor piñonero de Murcia, claro está, pero dadas las características de esta zona es un árbol que merece la pena conocer, con sus casi 18 m. de altura es un superviviente en estas áridas tierras.


Y termino ya dejando que disfrutéis de las imágenes, dando las gracias a todos los que nos visitais, y animándoos a participar, a que nos contéis cosas interesantes y por descubrir, (ya veis que en una comida de domingo en casa de vuestros padres se puede encontrar una joya como ésta) y a disfrutar de nuestros maravillosos árboles aquí y en el campo, pero sobre todo a poner de nuestra parte para cuidarlos y que de esta manera perduren por generaciones.

Lola

domingo, 14 de diciembre de 2014

Olmeda de Maripinar, Cieza.

El olmo aparece referido ya en época muy temprana, pues de hecho Homero (siglo VIII a. C.) cita como el héroe griego Eeton muere bajo las murallas de Troya y en su tumba se plantan olmos. El mismo autor describe, también en la Iliada, que Aquiles en su enfrentamiento con el río Escamandro se agarra a un gran olmo, resultando que al caer el árbol derribado detiene la corriente del río. Estas menciones escritas serían las primeras que se tienen sobre la especie.

La primera referencia científica del olmo es del griego Teofrasto (371-287 a. C.), discípulo de Aristóteles, que ya distingue entre dos especies de olmo, a todas luces serían olmo común (Ulmus minor) y olmo de montaña (Ulmus glabra). Además, comenta que es una de las primeras especies en brotar para la primavera. Respecto a la madera, cita este autor que es amarilla, fuerte, fibrosa, muy resistente e imputrescible. Entre los usos menciona que se emplea en la construcción naval, puertas suntuosas, carretería, taladros y martillos.



La Olmeda del Maripinar (Cieza) es considerada la formación arbórea de olmos comunes más significativa de Europa, siendo por tanto una responsabilidad de todos que no acabe de mala manera. La mera circunstancia de tener varias decenas de árboles vivos de más de un siglo de edad nos puede dar una idea de su extraordinario valor, amén de sus grandes dimensiones o el hecho de que sus árboles hayan sido testigos mudos de todo el siglo XX ciezano. Por otro lado, también hay que añadir lo importante que esta olmeda resulta para la biodiversidad, no sólo como arboleda refugio de gran cantidad de fauna, sino como posible fuente de olmos resistentes al hongo de la grafiosis agresiva o para la potencial extracción de clones no letales de dicho patógeno que puedan ser utilizados como “vacuna” para otros olmos.





Para la Olmeda del Maripinar en Cieza, y gracias a la datación de 3 viejos troncos de ésta que han muerto, se puede estimar la edad de la arboleda en 113-5 años, por tanto su plantación puede fecharse entre 1892-1899, a la vez que se construye el Puente de los Nueve Ojos. Además, como corroboración de lo anterior, en la siguiente fotografía de 1912 se observa la joven Olmeda del Maripinar con ejemplares de unos 10-12 años.





lunes, 1 de diciembre de 2014

Árboles hombres

Ayer tarde,
volvía yo con las nubes
que entraban bajos rosales
(grande ternura redonda)
entre los troncos constantes.

La soledad era eterna
y el silencio inacabable.
Me detuve como un árbol
y oí hablar a los árboles.

El pájaro solo huía
de tan secreto paraje,
sólo yo podía estar
entre las rosas finales.

Yo no quería volver
en mí, por miedo de darles
disgusto de árbol distinto
a los árboles iguales.

Los árboles se olvidaron,
de mi forma de hombre errante,
y, con mi forma olvidada,
oía hablar a los árboles.

Me retardé hasta la estrella.
En vuelo de luz suave,
fui saliéndome a la orilla,
con la luna ya en el aire.

Cuando yo ya me salía,
vi a los árboles mirarme.
Se daban cuenta de todo
y me apenaba dejarles.

Y yo los oía hablar,
entre el nublado de nácares,
con blando rumor, de mí.
Y ¿cómo desengañarles?

¿Cómo decirles que no,
que yo era sólo el pasante,
que no me hablaran a mí?
No quería traicionarles.

Y ya muy tarde, ayer tarde,
oí hablarme a los árboles.
Juan Ramón Jiménez