domingo, 1 de septiembre de 2019

Castaño de Jérez del Marquesado, Granada

El nombre latino del castaño, Castanea sativa, se toma del griego kástanon, posiblemente derivado de una lengua de Asia Menor, a través del armenio Kast: castaña. Otras fuentes hablan de que podría haber tomado su nombre de Kastanís, una ciudad del Ponto donde se cultivó este árbol desde tiempos remotos... o bien podría ser al revés y recibir esta ciudad el nombre de la planta...

Si bien hasta, prácticamente, finales del siglo XX se la consideró una especie procedente del Mediterráneo oriental (Balcanes, Asia Menor y el Cáucaso), y se creía introducida en gran parte de su área actual en la península ibérica, existen multitud de registros de polen y maderas que demuestran su presencia durante el Pleistoceno y segunda mitad del Holoceno, especialmente en el norte de Iberia, pero también estaba presente en la mitad sur, tanto en Portugal como en España, alcanzando su presencia una posición tan meridional como la sierra de Baza entre el 4590-6320 antes del presente (Carrión et al., 2007). Todo lo anterior demuestra que el castaño es una especie autóctona de Iberia.


Foto 1. Sendero entre castaños que captan agua del freático del arroyo adyacente.

En cuanto a su distribución actual, el castaño está presente en las islas Canarias, y es frecuente en el norte de Iberia, Cataluña, montañas del centro y occidente y Andalucía, escaseando hacia el este y sudeste, según van siendo más abundantes los terrenos calizos, así como van disminuyendo las precipitaciones, ya que prefiere suelos silíceos o calizos muy lavados y clima relativamente húmedo, sin fuertes heladas invernales, ni sequías estivales. En cualquier caso, en Sierra Nevada, la especie necesita compensación hídrica por vía edáfica para poder desarrollarse en un estado óptimo.


Foto 2. Hojas y envoltura (cúpula) que contiene 3 frutos (castañas)



Como sabemos, las castañas son muy apreciadas, por lo que la presencia de los castañares constituye una fuente de riqueza; en concreto en Andalucía ocupan una superficie que ronda las 13.000 hectáreas, siendo la tercera comunidad autónoma en producción de castaña de todo el territorio nacional. El grueso de los castañares productivos se encuentra en Huelva y Málaga, aunque aparecen también en Sevilla, Almería y Granada, provincias en las que tienen un alto valor paisajístico.


Foto 3. Loma de Jérez, Sierra Nevada, perspectiva en junio desde el entorno del castaño.

Hasta Granada, en concreto al municipio de Jérez del Marquesado, situado en la comarca del Marquesado de Zenete, una de las planicies más elevadas de la península ibérica, con una altitud media superior a los mil metros y dentro del Parque Natural de Sierra Nevada, llegamos hoy para descubrir uno de los mayores castaños, si no el mayor, de Andalucía, que con unas medidas espectaculares, 9,30 m de perímetro y unos 15 de altura, se sitúa, según los datos de que disponemos, entre los 10 de mayor perímetro de toda España, lo cual no es ya de por sí toda una proeza, máxime si tenemos en cuenta que en el sureste de Iberia la especie no se encuentra en su óptimo, según el macroclima general de la zona.


Foto 4. Castaño de Jérez del Marquesado

Crece este anciano árbol en suelo silicatado, compuesto de pizarras y esquistos, y ha tenido una intensa vida. Cuando era más joven sufrió reiterados desmoches de sus brazos principales, de modo que le han extraído infinidad de ramas para utilizarlas probablemente como vigas (incluso leña)  a la manera de los chopos cabeceros aragoneses, lo que nos lleva a pensar que el entorno debió estar muy deforestado, sin árboles de tronco recto de los que obtener vigas.


Foto 5. Tronco hueco del árbol y perforado también hacia el norte, lo que devengará en que el 
castaño se abra en 2 mitades en un futuro.

Por los vestigios detectados, parece ser que hace tiempo  también sufrió el impacto de un rayo, que ha provocado que en su mitad este-sureste esté prácticamente muerto el tronco, apareciendo en dicho lugar una oquedad de 2 m de profundidad por 1 de apertura en la que cabría perfectamente una persona (nada recomendable comprobarlo, como ya sabemos).


Foto 6. Inscripciones sobre raíces superficiales del castaño.

Presenta inscripciones en su tronco, como observamos en la Foto 6, no es necesario comentar que las inscripciones en los árboles no son nada recomendables, ya que se daña la corteza y zonas del cambium, donde se desarrollan los anillos de crecimiento anual y es mayor el flujo de conducción de savia, por lo que resulta de lo más perjudicial practicar este tipo de heridas, sobre todo si los caracteres realizados son de un perímetro que abarca gran parte del diámetro de la rama dañada.

Foto 7. Rama principal actual, surgida como rebrote.

La rama principal (Foto 7), que resulta ser uno de los rebrotes  epicórmicos generados por los desmoches, no tiene continuidad de corteza (cambium) en su base hacia el oeste, circunstancia que no permite un anclaje adecuado al tronco, por lo que, de seguir creciendo en altura y volumen, se incrementará el el efecto vela (empuje del viento) y es muy probable que se desgaje de la estructura, provocando el colapso del fuste en esa zona. Otra rama más joven en lado sureste puede generar con el tiempo la misma circunstancia. Habría que ver la posibilidad de realizar alguna poda que controlara el efecto vela, puesto que los árboles que han sido sometidos ancestralmente a desmoches han de seguir siendo podados (del modo menos agresivo posible) para que el hábito de la copa no termine por colapsar. En resumen, es un típico caso de abandono de uso (ya no se poda) que puede arruinar gran parte o la totalidad del árbol. 



Foto 8. Castaño rodeado por jóvenes chopos que ya entran en obvia competencia con él.

Otro peligro que acecha al castaño son los nuevos chopos que están creciendo a su alrededor, junto a su copa, siendo ya una fuerte competencia para él, por lo que deberían suprimirse para no generar problemas al castaño de acceso a los recursos (luz y nutrientes), eso sí, dicho trabajo debería realizarse poco a poco  para no afectar a la aerodinámica del anciano árbol ya parcialmente adaptado al efecto barrera de los chopos.

En cuanto a su hábitat, crece junto a un arroyo y está muy bien acompañado por: rascavieja (Adenocarpus decorticans), sarga negra (Salix atrocinerea), sarga (S. fragilis), chopo lombardo (Populus nigra var. italica), rosales (Rosa sp.), zarza (Rubus ulmifolius), carrasca (Quercus rotundifolia),  y matapollo o torvisco (Daphne gnidium), entre otras especies. Todas ellas le acompañan haciendo de este un rincón inmejorable para disfrutar de algunos taxones presentes en la flora de Sierra Nevada, el lugar con mayor porcentaje de plantas endémicas de Iberia, que constituye el nodo principal de la biodiversidad de las cordilleras béticas, la cual a su vez, junto con el Atlas y el Rif marroquí, conforman el complejo bético-rifeño, una de las dos zonas de mayor diversidad de todo el entorno mediterráneo, a la vez que ciertas partes de Grecia-Turquía (Medail & Quezel, 1997). Por lo demás, Sierra Nevada está considerada el lugar con mayor biodiversidad de Europa:

https://www.elmundo.es/elmundo/2005/09/23/sociedad/1127471211.html

Visto lo visto, como habitantes de las cordilleras béticas, no  tenemos mucho más que decir y sí mucho más que amar estos lugares.


Foto 9.  Rascavieja (Adenocarpus decorticans), endemismo bético-rifeño.








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