domingo, 28 de junio de 2015

Garroferos de Casa de Arcas, Lorca

Al garrofero o algarrobo "Ceratonia siliquase le llama en el mundo anglosajón St John's Bread, ya que cuenta una antigua leyenda que Juan el Bautista se alimentó de sus frutos mientras estuvo viviendo en el desierto de Palestina. Esta afirmación se podría deber a que en la Biblia se relata cómo el bautista se nutría con langostas, locusts en inglés, lo que indujo a pensar que el alimento se lo proporcionaba el garrofero, muy abundante en tierras hebreas, y que es llamado Carob Tree o Locust. Aprovechando su nombre en esta semana de San Juan, en la que las leyendas y la magia, el triunfo de la luz y la vida frente a las tinieblas se celebra por todos los rincones de nuestro país, nosotros rendimos un homenaje a este conjunto monumental, los Garroferos de Casa Arcas, que llevan siglos brotando y rebrotando en su particular lucha contra el tiempo y la muerte.

Foto 1. Garrofero de Casa de Arcas, con ramas que son rebrotes tras podas de desmoche del pasado.

Por su propia biología el garrofero es un árbol con una gran capacidad para rebrotar, pues es capaz de hacerlo emitiendo ramas nuevas desde la propia corteza (Foto 2), en cualquier punto donde ésta siga viva, lo cual le permite resistir a fuertes impactos ambientales (incendios, podas severas, etc.). 

Foto 2. Rebrote de tallos epicórmicos sobre tronco de algarrobo.

Si unimos esta particularidad a su gran resistencia a la sequía y altas temperaturas, se puede afirmar que será un importante recurso para las futuras generaciones, pues se trata de un buen puntal para enfrentar las tres principales facetas de la crisis ecológico-social que está atenazando a la humanidad: extinción masiva de la biodiversidad, crisis de recursos y calentamiento climático.

El entorno de los garroferos de Arcas se ubica en la Sierra de Almenara, en una zona con surgencias naturales de agua que han servido para pequeños regadíos e incluso para mover con energía hidráulica ciertos ingenios como molinos harineros (Foto 3).  


Foto 3. Molino hidráulico y garroferos centenarios a su alrededor en entorno de Casas de Arcas.

Estos árboles eran utilizados por su excelente cosecha de garrofas, extracción de leñas de poda y como sombra para el ganado. Las mencionadas podas eran practicadas de modo más o menos sostenible, sin acotar las ramas principales del árbol (terciado), hasta que perdieron su utilidad agropecuaria en los años 70 y poco después fueron brutalmente desmochados, so pretexto de "sanearlos", a la vez que se les extraía la mayor cantidad de leña posible, no quedando hoy día más que sus ciclópeos troncos  (Foto 4).

Foto 4. Tronco con brazos principales desmochados,
puede observarse la silueta de los muñones que restan de ellos.

En cualquier caso, el abandono de unos árboles manejados mediante podas durante siglos, ha provocado que la falta de dicho uso acabe por generar que las ramas rebrote producto de éste terminen creciendo demasiado, y al no haberse desarrollado de modo sincopado con el tronco y no estar por tanto bien ancladas, dichas ramas acaban por fracturarse (Fotos 5 y 6) cuando adquieren un tamaño demasiado grande.

Foto 5. Rotura por exceso de tamaño de ramas originadas por rebrote tras desmoche .

Foto 6. Ramas originadas por rebrote tras desmoche cuyo excesivo tamaño para el mal anclaje
al tronco sobre el que se sustentan acabará por provocar su rotura.

Asimismo, el efecto de las podas generó un fuerte vaciado de madera del duramen del árbol por parte de los hongos (Foto 7), que ha terminado por dejar los troncos huecos (Foto 8) y con mayor riesgo de fractura de éstos o de las antiguas ramas (Foto 9) que pueden estar en las mismas condiciones.


Foto 7. Carpóforo ("frutificación") de hongo xilófago que denota
la presencia de éstos en algarrobos de Arcas. 

Foto 8. Tronco hueco por efecto del vaciado del
duramen por los hongos favorecidos por las podas.


Foto 9. Rama principal desgajada del tronco como consecuencia 
del ahuecamiento de éste por efecto de los hongos y podas.

Algunos garroferos de Arcas parecen estar todavía sometidos a podas "adecuadas", dando como resultado copas de escaso tamaño con respecto al tronco (Foto 10) que pueden sustentarse sin graves problemas de rotura. 

Foto 10. Algarrobo con una copa adecuada para no tener
graves riesgos de rotura, toda vez que está constituida por rebrotes.

En determinadas ocasiones, los rebrotes de ramas basales del tronco pueden llegar a establecer con el tiempo una nueva copa (Foto 11), abandonándose la estructura del antiguo tronco fuertemente podado.

Foto 11. Rebrote basal conformando nueva copa del árbol.

El algarrobo como hemos comentado, es una especie con un crecimiento muy dinámico que para mantener su estructura genera con facilidad, tanto madera de apoyo que actúa a comprensión (fotos 12 y 13), como madera de tensión que funciona como un tensor (fotos 13 y 14).

Foto 12. Garrofero con abundante madera en
la base del tronco actuando a compresión. 


Foto 13. Garrofero con madera actuando a compresión 
apoyada sobre grandes piedras.


Foto 14. Cordones de madera de tensión sobre la base del tronco en Garrofero de Arcas I.

Foto 15. Antiguos  cordones basales de madera
que debieron sustentar una copa mucho mayor.

Algunos de los viejos garroferos de Arcas son todavía utilizados, tanto por su garrofa como por su excelente sombra (Foto 16) en un territorio falto de ella.

Foto 16. Excelente algarrobo de Arcas refaldado por la ganadería, un uso perfectamente compatible. 


FICHA BÁSICA

Especie
Ceratonia siliqua
Nombre común
Garrofero, algarrobo
Nombre propio
Garroferos de Casa Arcas
Término municipal
Lorca
Provincia
Murcia
Altitud
340-360 m
Perímetro
De 5 a 8 m
Altura
De 6 a 16 m
Superficie de Copa
De 48 a 125 m2
Edad aproximada
Más de dos siglos
Estado de conservación
Regular
Amenazas
Si
Estatus legal (Autonómico)
--
Plan de actuación definido
--




domingo, 21 de junio de 2015

Olmo "Ulmus minor Mill."

La primera referencia científica que encontramos sobre el olmo es del griego Teofrasto (371-287 a. C.), discípulo de Aristóteles, que ya distingue entre dos especies de olmo, a todas luces serían olmo común (Ulmus minor Miller) y olmo de montaña (Ulmus glabra Hudson). 


Foto 1. Copas de los Olmos (Ulmus minor) del Maripinar (Cieza) en otoño.
Éstas son las dos especies autóctonas que viven en la península ibérica y ambas están representadas en el sudeste, si bien la segunda es mucho más escasa, apareciendo sólo en zonas montuosas con bastante humedad como las sierras del Segura, Sierra Nevada, Noroeste de Murcia y Sierra Espuña (donde se cree es introducida por el hombre). Para el resto de la cuenca del Segura solamente aparece de modo natural el olmo común. Dicha especie es frecuente en el entorno Mediterráneo y no aparece o lo hace con rareza en los países del norte de Europa.


Figura 1. Área de distribución de olmo común en Iberia.


Nos vamos a centrar hoy en el Ulmus minor Mill, cuyo nombre científico proveniente del latin ulmus, nombre dado a los olmos por los latinos, y el epíteto especifico se refiere a que suele ser más pequeño que el olmo de montaña.

Es el olmo, también llamado olma cuando se trata de un ejemplar muy grande, un árbol caducifolio, con flores hermafroditas y unisexuales, que alcanza los 30 metros e incluso más de altura. En el SE ibérico hay registros de maderas y/o polen fósiles o subfósiles del Pleistoceno y el Holoceno, por lo que definitivamente se consolida la teoría del carácter autóctono de esta especie.

El tronco de estos árboles puede llegar a casi dos metros de diámetro en condiciones óptimas, y tienen la corteza pardo-grisácea o negruzca, gruesa y agrietada longitudinalmente.

Foto 2. Detalle de tronco.

Las ramillas jóvenes son verdosas, pubescentes. Las hojas alternas, ovales u oval-lanceoladas, asimétricas en la base con el margen aserrado.

Foto 3. Ramillas y hojas de olmo, obsérvese la asimetría en la base de éstas.

La inflorescencias aparecen antes que las hojas, el ya mencionado Teofrasto comenta que es una de las primeras especies en brotar para la primavera, de febrero a abril, y lo hace en cimas densas, cuyas flores son muy pequeñas, con forma de cáliz cupular, con una sola envoltura verdosa, que dan lugar a finales de marzo-abril al fruto, una sámara casi redondeada con una característica escotadura en la parte terminal y que contiene generalmente una semilla redondeado-aplanada.

Foto 4. Sámaras de olmo.

Su hábitat son riberas de ríos y arroyos de aguas permanentes, ya que precisa de una alta humedad edáfica, pero también zonas sin cursos de agua próximos, siempre que éstas tengan suelos profundos o capas freáticas para las raíces.

No tolera bien el frío, y aunque puede vivir en las mesetas interiores, no sube mucho en altitud, llegando hasta 1.500-1.600 m. Se distribuye por casi toda Europa (hasta Siberia), Asia Occidental (hasta el Turquestán) y norte de África. En nuestra zona aparece cultivado, asilvestrado o silvestre en casi todo el territorio.


Figura 2. Área de distribución general del olmo común.

Como ya hemos dicho, las referencias científicas al olmo aparecen en el siglo IV a. C.; antes aún Homero (siglo VIII a. C.) cita cómo el héroe griego Eeton muere bajo las murallas de Troya, y en su tumba se plantan olmos. El mismo autor describe, también en la Iliada, que Aquiles en su enfrentamiento con el río Escamandro se agarra a un gran olmo, resultando que al caer el árbol derribado detiene la corriente del río, en lo que serían las primeras menciones escritas que se tienen sobre la especie.

Ya en época romana, el bético Columela, nacido a principios de la era cristiana en Cádiz, escribe el que está considerado mejor tratado de agricultura latino (Holgado, 1988). En dicha obra, cita dos tipos distintos de olmo: uno procedente de Aitinia (urbe en la cuenca del río Po) y otro al que denomina vernáculo o del país, que proporciona un ramón (alimento) menos apetecible para el ganado. Respecto al maridaje del olmo con la vid, en la cual el primero es utilizado como soporte de la viña, indica el autor que si bien cumple bien esta función es más adecuado el álamo para dicho menester.
Por otro lado, Plinio el Viejo (23-79 d. C.), coetáneo de Columela, menciona cuatro tipos distintos de olmo: olmo de Aitinia, olmo galo, olmo de Italia y olmo silvestre.
Como último autor destacado del período grecoromano que menciona a los olmos estaría el griego Dioscórides (c. 40- c. 90 d. C.), médico en las legiones del emperador Nerón y autor de la obra Materia Medica, el trabajo de mayor difusión sobre cuestiones médicas, desde dicha época hasta el Renacimiento. El Segoviano Andrés Laguna (1499-1559), medico de Carlos I y Felipe II, tradujo al castellano el Materia Medica de Dioscórides en 1555, pero el autor comprobó personalmente los contenidos de dicha obra y añadió a la traducción otros de su cosecha, como el siguiente párrafo: 
"Ninguno hay que no conozca bien el olmo. El licor que se halla dentro de sus vejigas es valeroso remedio contra las quemaduras de los niños pequeños aplicadas debajo del braguerito en un poco de lienzo."
En cuanto a los usos del olmo, uno de los más extendidos ha sido el de la fabricación de barcos.

Figura 3. Combate del navío español Catalán con el británico Mary.
Pintura de Rafael Monleón del Museo Naval de Madrid. Fuente: www.todoababor.es

En 1751 el marino Juan Francisco de la Torre realiza un inventario de los árboles disponibles para el Reino de Murcia, dada la necesidad de madera para fabricar navíos, mediante el cual se puede saber que había en Murcia un total de 37.645 olmos, de los cuales 6.015 son considerados con el suficiente tamaño para poder ser utilizados por la Armada, y es que  el leño de olmo resiste muy bien sumergido en el agua, por lo que, además de en la fabricación de barcos ha sido empleado en la Cuenca del Segura para tapones y tablachos de las antiguas infraestructuras de regadío o para fabricar estacas de contención de la erosión del río, uso éste muy notable en algunas localidades, como Cieza y que fue abandonado tras el encauzamiento del Segura en el último cuarto del siglo XX. Además, la madera del olmo cuando está empapada es ligeramente más pesada que el agua marina por lo que ha sido utilizada como lastre para colocar redes. 

También hay que tener en cuenta la siempre creciente utilidad del recurso árbol para las necesidades básicas de las personas, sobre todo como leña o carbón, aunque la madera del olmo ha sido utilizada desigualmente, según las diferentes especies del género, ya que éstas tienen propiedades distintas, pero en general, es dura y resistente a la rotura, astillado y desgaste, por lo que se ha empleado en carretería (ejes, ruedas), maquinaria de molinos hidráulicos y eólicos e incluso en la carrocería de los primeros coches. Se ha utilizado asimismo para fabricar muebles (sillas, taburetes, armarios, tablas para partir, etc.).


Foto 5. Olmo del Lavador. Librilla

Por otra parte, el olmo ha sido desde la antigüedad, y hasta bien entrado el siglo XX, el árbol por excelencia de las plazas de muchos pueblos del interior, como vemos en la foto 5. Bajo su sombra se reunían los vecinos, los adultos para conversar, los niños para jugar. Prácticamente, todas las plazas han tenido grandes olmos hasta que la grafiosis y la moda de plantar árboles exóticos, fueron acabando con esta antigua tradición de gran arraigo popular.

Terminamos ya comentando que los olmos del sudeste ibérico, del mismo modo que el resto de sus congéneres de amplias zonas de Europa, se encuentran en un estado lamentable como consecuencia de los efectos de la enfermedad provocada por el hongo de la grafiosis del olmo (Ophiostoma novo-ulmique en muchos casos no permite que estos árboles alcancen una edad adulta, y que es propagado por coleópteros del género Scolytus (barrenillos). Este hongo ha provocado la muerte de la práctica totalidad de las olmedas en la penísula ibérica, si bien éste fue uno de los últimos territorios europeos en ser alcanzado por la pandemia, que aparece en Europa durante la primera década del siglo XX.


Foto 6. Olmo muerto por grafiosis, carretera Yecla-Almansa.

Afectado por esta enfermedad, el olmo es capaz de rebrotar de las raíces una y otra vez hasta que o bien se recupera o se seca, debido a la gravedad de las lesiones vasculares. De acuerdo con los testimonios históricos, las olmedas estaban muy extendidas en el sudeste ibérico en sotos, márgenes de grandes acequias y fuentes, constituyendo grandes alineaciones en diversos puntos. Sin embargo, la transformación y deterioro de su hábitat natural y agrario, así como el avance la grafiosis han provocado la práctica desaparición de las poblaciones primigenias. 

En Murcia tenemos la suerte de contar con la Olmeda del Maripinar, en Cieza, que disfruta de bastante buena salud, siendo el mayor grupo de olmos centenarios de España y Europa sin merma por grafiosis agresiva.

Foto 7. Olmeda del Maripinar, Cieza

domingo, 14 de junio de 2015

Tejo Viejo, Paterna del Madera

Visitamos esta semana de nuevo la provincia de Albacete, donde vive uno de los árboles de mayor edad que vamos a encontrar en nuestro recorrido por el sudeste ibérico, el Tejo Viejo de Paterna del Madera (Taxus baccata).
  
Foto 1. Tejo Viejo, lado noreste, obsérvese la gran cantidad de ramas hacia el lado oeste.
Es este árbol muy conocido y querido en la zona, ya que aparece en muchas rutas senderistas, incluso tiene una con su nombre, PR AB-32 "Sendero del Tejo Viejo", así que es muy visitado, quizá de más, pues debido a la fuerte pendiente (Fotos 3 y 4) y el relativo frecuente pisoteo bajo su copa, se está produciendo  descalce del suelo que podría provocar daños en el sistema radicular y, por ende, en el árbol. En la foto 2 vemos los alrededores, el paraje de Torca Roya, en los que aparecen varios ejemplares de Pinus nigra y un extenso matorral almohadillado propio de zonas frías.

Foto 2. Solana del entorno del tejo viejo, obsérvese el matorral almohadillado y los pinos blancos, propios de la alta montaña bética.

El pueblo de Paterna del Madera se sitúa en la zona más septentrional de la Sierra del Segura, limitando con la de Alcaraz, rodeado de altos montes con abundantes lluvias y surcado por muchos cauces de agua, que hacen que el paisaje de este municipio sea espectacular. Esta ubicación tan favorable  hace que en la zona haya constancia del paso de los pueblos íberos, gracias a los restos arqueológicos que se han encontrado en sus inmediaciones. Visigodos y musulmanes dejan asimismo rastro de su paso por la serranía, hasta que, con la reconquista por parte de Alfonso VIII, en el año 1231, Paterna  pasa a formar parte del alfoz de Alcaraz, municipio del que ha sido aldea hasta el siglo XIX.


Foto 3. Vista suroeste del tejo, obsérvese la fuerte pendiente.

El Tejo Viejo que, como ya dijimos en la entrada general de la especie, y según los estudios de edad en tejo, que arrojan medias de 375 años por cada metro de perímetro de tronco (Cortés et al., 2000), tendría una edad próxima  a los 1.875 años, podría haber sido testigo de un suceso que relata Juan Blázquez Miguel en su libro "La Inquisición en Albacete", y es el hecho de que uno de los vecinos de Paterna, en el año 1611, fue reprendido y desterrado por el Santo Oficio durante dos meses por afirmar su ateísmo en una copla. Curiosidades aparte, el dato de la edad hay que tomarlo con cierta precaución, ya que no existen estudios de edades de tejos en los territorios segureños, siendo posible que en ellos los crecimientos sean mayores que en otras zonas o, a veces, que circunstancias singulares de crecimiento de alguno en concreto haga que podamos sobrestimar su edad.

El ejemplar que contemplamos hoy presenta una vitalidad normal, y detenta una adecuada situación biomecánica con cierta lateralidad de algunas ramas basales en el sentido Oeste buscando la luz, que está siendo corregida por el propio árbol en el sentido contrario, lo cual significa que no se pone en riesgo geométrico su estabilidad. Sin embargo, el pisoteo bajo las ramas del lado Este podría romper raíces que están actuando a tensión con lo cual el equilibrio del árbol estaría en peligro.

Foto 4. Vista noreste del tejo, obsérvese el equilibrio geométrico entre el 
ramaje para compensar la pronunciada pendiente.

El árbol perdió su eje central (tronco), posiblemente por el efecto de un rayo. Dicha pérdida, ha provocado que el tejo tuviese que rebrotar desde las partes que le quedaron vivas, estos rebrotes ahora son ramas (Foto 5), una capacidad  biológica muy propia de la especie cuando está en su óptimo ecológico. 

Foto 5. Primer plano, donde se observan en el centro los restos
 de un gran tocón de madera que fue el tronco antiguo.


Puede observarse (Foto 6) la tendencia a generar  nuevos rebrotes epicórmicos sobre el mismo tronco, cualidad que no es propia de muchas gimnospermas (por ejemplo los pinos ibéricos no la tienen). Además, se contempla la generación de nuevos cordones paralelos de madera destinados a alimentar y sustentar de modo adecuado la copa por su lado Este.


Foto 6. Obsérvese los cordones de nuevo crecimiento marcados en paralelo,
así como los brotes de tallos epicórmicos sobre el tronco

Por lo demás, el árbol precisaría regular el número de visitas y, sobre todo, concienciar a las personas de que no se debe pisotear bajo su copa, por el problema de descalce del suelo comentado. Además, sería preciso realizar un adecuado clareo de la vegetación, tanto para evitar competencia con nuevos pinatos, como para prevenir un incendio del tejo desde la densa vegetación circundante.


FICHA BÁSICA


Especie
Taxus baccata
Nombre común
Tejo
Nombre propio
Tejo Viejo
Término municipal
Paterna del Madera
Provincia
Albacete
Altitud
1.615 m
Perímetro
4,75 m a 0,60 m del suelo
Altura
13 m
Superficie de Copa
110 m2
Edad aproximada
1.875 años
Estado de conservación
Regular
Amenazas
Si
Estatus legal
--
Plan de actuación definido
--


domingo, 7 de junio de 2015

Parriza, arce, "Acer granatense Boiss."

El nombre de la especie que tratamos en esta entrada viene del latín acer, aceris, denominación dada por los latinos a los arces, en general por la dureza de su madera. El epíteto específico se refiere a la procedencia granadina del ejemplar que sirvió para describirla. Hoy hablamos de los arces, parrizas o parrizones, "Acer granatense Boiss." Un árbol que, donde aparece, enciende de color amarillo-anaranjado el paisaje segureño durante el otoño, reconfortando nuestra vista que, tan al sur, no suele disfrutar de la visión de caducifolios, por ser éstos poco abundantes.

Foto 1. Arce sobre un roquedo, a salvo de herbívoros, su principal amenaza hoy día, sierra Seca.

En el sudeste ibérico estos árboles no suelen formar bosques, pero sí crecen todavía dispersos por nuestros montes. Son pequeños árboles caducifolios, con trimonoecia -flores femeninas, masculinas y hermafroditas sobre la misma planta- de hasta 10 m de altura, de porte regular, y cuya copa suele ser redondeada cuando vive aislado.  Los ejemplares de esta zona pueden llegar a medir hasta unos 16 m de altura, aunque son más frecuentes en estado arbustivo, ya que suelen estar en los límites de su óptimo ecológico y ramoneados por el ganado.

Foto 2. Arce singular en la ladera del macizo de Revolcadores.

Esta especie fue descrita por Pierre Edmond DE BOISSIER, de ahí  el vocablo "Boiss." que sigue al epíteto de la especie, cuando nos referimos a ella con su binomio latino (Acer granatense Boiss.). Este botánico, nacido en Ginebra en 1810, viajó por Andalucía en el año 1837 ante la baja probabilidad de descubrir nuevas especies vegetales en Europa, atraído por la posibilidad de realizar algunos descubrimientos. 

Figura 1. Itinerario de Boissier por tierras almerienses, representado en el mapa de T. López:
Mapa geográfico del Reino de Granada (1795)
Fuente: www.dipalme.org 
Preparó su ruta con detenimiento, dada la tortuosa situación sociopolítica en nuestro país y la abrupta topografía, aprendiendo incluso nuestro idioma. Este viaje dio lugar a la publicación por entregas, entre 1839 y 1845, de su aportación más importante a la flora andaluza "Voyage botánique dans le midi de l'Espagne", obra en dos tomos, el primero de los cuales trata de sus impresiones del viaje, describiendo las especies vegetales del reino de Granada, y el segundo contiene la descripción latina y observaciones sobre cada una de ellas, reproducimos aquí una parte de la descripción que este ilustre científico hizo del árbol que hoy nos ocupa:

ACER. L.

341. Acer opulifolium. Vill. Var. Granatense N.
A. Granatense Boiss. El. nº 3g.
Folia cordata subrotunda quinqueloba suprà glabra subtùs velutina. Lobi subacuti obtusè dentati. Petioli pedicellique hirtuli. Fructus subpilosi alis vix divergentibus.
In rupestribus regiones alpinae, in Sierra Tejeda olim commune nunc ferè destructum, Sierra Nevada ad rupes Dornajo dictas et secùs rivos Monachil et Dilar. Alt. 5000’-6000´.


Foto 3. Sierra Tejeda, Málaga, obsérvese la falta de cobertura arbórea de la actualidad.


Foto 4. Masa de caducifolios, incluidos arces, en alrededores del río Dílar con el Trevenque al fondo,
entorno donde De Boissier describe el arce de Granada.

Y después de la descripción de De Boissier, seguimos con la nuestra: 

Tienen las parrizas el tronco bien definido, recto, aunque en suelos rocosos pasa a ser un poco tortuoso, con corteza pardo-grisácea, gruesa, agrietada, como vemos en la foto 5, del tronco del monumental Arce del Barranco de la Cueva del Agua (Moratalla), que nos acompaña siempre a la cabecera del blog. 

Foto 5. Detalle del tronco. Arce del Barranco de la Cueva del Agua.

Las ramas son grisáceas, de corteza lisa, las más jóvenes verdosas o rojizo-purpúreas, pubescentes (que presentan su superficie vellosa, cubierta de pelos finos y suaves). Hojas opuestas, palmeadas,con 3, 5 o más lóbulos desiguales, los laterales más pequeños, lo que les diferencia del Acer monspessulanum, que también aparece en el sureste ibérico, y que tiene las hojas con 3 lóbulos enteros y subiguales. Son glabras (lisas, brillantes, sin pelos) y de color verde intenso por el haz, siempre pubescentes y un poco más claras por el envés, con peciolo bien desarrollado.

Foto 6. Hojas de Acer granatense Boiss.
Sus flores son verdoso-amarillentas, como ya hemos dicho, de tres tipos: femeninas, masculinas y hermafroditas, aparecen en una inflorescencia corimbiforme, colgante, con pedúnculos pubescentes, entre los meses de marzo a mayo.

Foto 7. Detalle de inflorescencia.

Fructifica de septiembre a noviembre, siendo su fruto la unión de dos sámaras monospermas provistas cada una de un ala larga dispuestas en ángulo agudo muy cerrado o paralelas, a veces convergentes, tanto que las alas se tocan en su parte terminal.

Foto 8. Frutos de arce, sámaras monospermas.

Este árbol aparece en montañas húmedas del este y sur peninsular, Baleares y norte de África. Su hábitat son, casi siempre, los terrenos carbonatados (dolomías y calizas), por encima de los 1.200 m de altitud, sobre laderas generalmente orientadas al norte, con ombrotipo como mínimo subhúmedo (más de 600 mm anuales), dentro de los pisos meso y supramediterráneo.

Figura 2. Mapa de distribución de Acer granatense Boiss.
Redibujado de www.anthos.es

La madera del arce es de gran dureza, de hecho, ha sido empleada para piezas que requerían elevada resistencia en carretería y maquinaría hidráulica tradicional (molinos, sierras de agua, etc.). Otro de los usos dados a la madera de parriza en algunos territorios donde es relativamente abundante, por ejemplo en las sierras del Segura, es su empleo para fabricar la bola de los Bolos Serranos (Aparicio, 1992), un juego tradicional de dicho territorio. Si bien, esta bola puede ser también de carrasca, enebro o, incluso hoy día, de materiales sintéticos (Cuadros, 2002).  Por lo demás, el arce se ha utilizado también por su leña y carbón, como lo demuestra el hecho de que muchos de los árboles adultos hoy día sean rebrotes, tras el abandono de dichos aprovechamientos. En las últimas tres décadas la especie es empleada puntualmente en repoblaciones forestales.


Como colofón final sobre la especie de hoy, comentar que la hoja de otro arce (Acer saccharum), es el escudo de la bandera de Canada que todos conocemos. Por cierto, de este árbol americano se extrae el afamado y dulce sirope de arce.


Foto 9. La co-autora del blog indicando a  la hoja del 
arce en la frontera de Canada.

lunes, 1 de junio de 2015

Pino Candelabro, El Ardal. Yeste

 En la provincia de Albacete, oteando el Calar del Mundo,
llegamos hoy hasta un pino blanco (Pinus nigra),
el Pino Candelabro.

Foto 1. Pino Candelabro. Al fondo vemos el Calar del Mundo.

Se sitúa el Pino Candelabro en el Monte Ardal, a espaldas de la villa de Yeste. Este monte fue productor de madera hasta 1994, cuando un incendio destruyó la mayor parte del pinar maderero que el Ayuntamiento de Yeste aprovechaba, y que dio paso tras el mismo a un monte bajo donde predominan pinos, carrascas, quejigos y serbales. Un matorral de coscoja, romero y jara completan la vegetación de la Microrreserva de Ardal y Tinjarra, que suma 2.138 hectáreas de terreno forestal protegido.

Foto 2. Vista desde el NE, rodeado de Pinus pinaster.

En el siglo X, el geógrafo Al-Razi refiere la abundancia de pinos y otros árboles en las sierras segureñas, y su modo de transporte mediante maderadas. Éstas discurrieron por el río Segura en dirección a surtir de madera a las ciudades de Murcia, Orihuela, Elche, Alicante y Cartagena, principalmente. Se utilizaban los troncos de árboles maderables, es decir, aquellos que no sólo son aprovechables como combustible, sino que además, son aptos para la industria, construcción, utensilios, etc.  


La madera evacuada por el río Segura y sus afluentes de cabecera tuvo como principal destino, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, la estación ferroviaria de Las Minas, en la línea Albacete-Cartagena, situada en las inmediaciones de la desembocadura del río Mundo en el Segura.

Foto 3. Maderada en el año 1928.
Fuente: FOTOTECA INIA
Durante la guerra civil se interrumpió el tráfico fluvial. Reanudado en 1941, se contabilizaron las últimas 7 maderadas por el río Segura, todas de pequeñas dimensiones, probablemente restos de cortas que no se pudieron extraer de los montes durante la guerra. La última conducción de madera por el río Segura fue en 1947, ya que con el cierre de la presa del Cenajo resulta muy difícil evacuar la madera por el Segura, máxime si se tiene en cuenta que ya estaba  cerrada la presa de la Fuensanta en Yeste, unas décadas antes. Además, una vez que acaba la autarquía franquista, en los años 60 del siglo XX comienza a resultar más fácil trasportar la madera en camiones. 

Precisamente la construcción de la presa de la Fuensanta, que dejó sin trabajo tanto a los gancheros de la zona como a los pequeños arrendatarios y campesinos que trabajaban las tierras que el embalse inundó, fue lo que dio lugar a los llamados "Sucesos de Yeste" en mayo de 1936, cuando se produjo un enfrentamiento entre el pueblo y la Guardia Civil debido a la precaria situación económica a la que no se puso remedio a tiempo, y en los que hubo dieciocho muertos (17 campesinos y 1 guardia civil), además de una gran cantidad de heridos. 

Foto 4. Observamos la silueta del pino, creciendo en 4 ramas principales.
En este entorno ha crecido el pino Candelabro que, a temprana edad perdió la guía adoptando entonces un crecimiento en 4 ramas principales, más tarde, fue alcanzado por un rayo que hizo que en los brazos principales norte y sur se perdieran sus respectivas guías. Generó asimismo en la zona interna de las ramas una pérdida de corteza y muerte del cambium que, si bien resultó perjudicial para el tránsito de savia, ha sido "positiva" estructuralmente ya que, al no existir crecimiento interno en los brazos principales (Foto 5) éstos no se empujan entre sí al crecer en grosor y ha resultado, hasta cierto punto, beneficioso a la hora de equilibrar la estructura arbórea que hace honor a su nombre, o al contrario.

Foto 5. Brazos principales en los que no hay crecimiento interno.
Foto 6. La brutal energía del rayo que alcanzó al pino, provocó la
carbonización de ciertas zonas de éste.

Aparte de alegrarnos la vista, proporcionarnos oxígeno y cobijo para, por ejemplo, un pájaro carpintero, nos recuerda épocas en las que otros gigantes poblaban esta sierra y, además, acoge justo en su cruz, y gracias a la abundante materia orgánica una pequeña zarza.

Foto 7. Galería de pájaro carpintero.

Foto 8. Zarza creciendo en la cruz del árbol.
El pino, con un perímetro de 4,30 m a ras de suelo alcanza una altura similar a un edificio de 6 plantas, dividiéndose  el tronco en 4 brazos principales a poco menos de un metro de la base. La copa tiene una forma polilobulada con cierta asimetría, apareciendo una rama del brazo sureste que crece con cierta lateralidad (Foto 1), lo cual puede poner en riesgo el equilibrio geométrico del hábito, si sigue creciendo con demasiada vigorosidad, aunque lo lógico es que dicho efecto sea compensando de modo natural por el árbol. La edad de este emblemático pino debe estar en torno a los 90 años. 

Foto 9. Detalle del tronco de 4,30 m de perímetro.
Entre las amenazas más significativas que se ciernen sobre el árbol, puede estar la compactación o rotura de raíces por obras de cualquier índole (por ejemplo en la pista anexa), así como también un exceso de presión ganadera desde un corral cercano que podría sobrenitrificar  y compactar el suelo, pero hasta ahora no parece haber sucedido.


Foto 10. Hábito del Pino Candelabro.

Y para terminar, unos versos que Jorge Guillén en realidad no escribió para este árbol, ni siquiera para otro, pero que queremos dedicarle en estos momentos en que la biodiversidad necesita nuestra protección, haciendo suyo el verso "te necesito, mundo". Sabemos, sin embargo, que el mundo lo necesita mucho más a él.




FICHA BÁSICA

Especie
Pinus nigra
Nombre común
Pino blanco
Nombre propio
Pino Candelabro
Término municipal
Yeste
Provincia
Albacete
Altitud
1.365 m
Perímetro
4,30 m a ras de suelo
Altura
19,25  m
Superficie de Copa
175  m2
Edad aproximada
90 años
Estado de conservación
Regular
Amenazas
Si
Estatus legal-
No
Plan de actuación definido
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