Esta semana nos situamos en Almería, y en un recodo de la carretera que va desde el municipio de Bédar al de Lubrín, justo antes de la aldea de El Marchal, encontramos un singular roble (como se conoce en el sudeste ibérico al quejigo, Quercus faginea). Por lo demás, también hay algún pequeño grupo de quejigos cercano a éste en la propia sierra de Bédar. En cualquier caso, lo más notable ecológicamente hablando es que no existe regenerado en ellos, lo que hace temer por la supervivencia de la especie en dichos lugares.
Foto 1. Vista de Lubrín, en la provincia de Almería.
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Se trata de una zona a baja altitud (460 m), térmica y semiárida donde la precipitación no alcanza los 350 mm, por tanto no parece ser el óptimo ecológico para la especie, pero la existencia de materiales silicatados y la presencia de agua freática (al menos parte del año), permite la subsistencia de los robles.
Foto 2. Roble del Barranco del Turco. |
Este quejigo, con una altura de 14,50 m, se bifurca a 0,60 m del suelo, en sus ramas hay señales de que se le extrajo leña hace décadas, como suele ser común en las especies del género Quercus, dada la buena calidad de su madera, aunque esta práctica no parece haberle acarreado secuelas perjudiciales, pues no se le han desmochado los brazos principales. Vive instalado entre palmitos, lapas, lentiscos, espárragos, escobones, donde resalta en este rincón en la Sierra de Bédar, aunque este dominio no está exento de dificultades.
Foto 3. Aspecto del tronco y brazos principales. |
Foto 4. Escobón, Cytisus arboreus subsp. catalaunicus, acompañando al roble. |
Crece, como vemos, en un suelo compuesto de materiales metamórficos y al estar en el fondo del cauce ha recibido varios impactos de piedras (gneiss), que le han provocado diversas heridas. La mayor de ellas, bastante reciente, la vemos en las fotos 5 y 6, solamente ha conseguido hacer un labio de cierre de unos 2 cm, con lo que no parece que la esté consiguiendo sellar. Esta herida tiene cierta gravedad, ya que afecta a madera de reacción a tensión que realiza dichos esfuerzos para que el árbol no caiga en el sentido de la pendiente.
Foto 5. Piedra de gran tamaño, que ha provocado una herida. |
Foto 6. Detalle de herida y labio de cierre. |
Tiene restos de un antiguo incendio, así como hongos del tipo yesquero (Fomes fomentarius) en su base, lo que indica que se está produciendo degradación de la madera, al menos, en su duramen.
Foto 7. Hongos (Fomes fomentarius ) en la base del tronco, al que abraza una zarzaparrilla. |
No obstante, este árbol ha conseguido mantenerse en pie en un terreno complicado (centro de una torrentera), generando en su tronco un significativo crecimiento de madera que actuando a tensión y compresión consigue mantener al árbol erguido y perpendicular a la horizontal.
Foto 8. Madera de reacción a compresión sobre la que se apoya el roble. |
Foto 9. El porte bifurcado del roble, indica que es muy probable que perdiera la guía en su juventud. |
Y terminamos esta visita compartiendo también con vosotros esta foto de un gran almendro, de 9 m de altura que crece al borde de la carretera, muy cerca del quejigo.
Foto 10. Almendro en El Marchal. |
FICHA
BÁSICA
Especie
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Quercus faginea
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Nombre común
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Roble, quejigo
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Nombre propio
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Roble del Barranco del Turco
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Término municipal
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Lubrín
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Provincia
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Almería
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Altitud
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460,00 msnm
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Perímetro
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2,55 m a 0,50 m de altura
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Altura
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14,50 m
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Edad aproximada
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100 años
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Superficie de Copa
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95 m2
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Estado de conservación
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Regular
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Amenazas
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Incendio del perímetro, rayos, aludes de piedras.
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Estatus legal
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Plan de actuación definido
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Hola de nuevo, que curiosa la localización de estos robles. Fueron originalmente plantados en la zona por el hombre? o es que antiguamente había mas precipitaciones en la zona? Llama la atención. Muchas gracias y un saludo
ResponderEliminarHola de nuevo Ernesto:
ResponderEliminarPues verás, desde la mitad del Holoceno (hace unos 5.000 años), el clima ha ido volviéndose más árido hasta la actualidad, a la vez que el ser humano impactaba también cada vez más quemando y talando formaciones forestales, lo que ha generado una merma de la vegetación. En el sudeste ibérico existen bastantes trabajos científicos sobre yacimientos arqueológicos de maderas y polen fósil que corroboran lo que acabamos de comentar. Por tanto, estos robles son vestigios de un tiempo más húmedo, supervivientes (casi de milagro) a la actividad humana comentada, pero en cualquier caso, en principio, no son árboles plantados.
Saludos.
Habrá que cuidarlas bien, a ver si de aquí a unos pocos siglos el clima se vuelve más húmedo y pueden repoblar la zona de nuevo por si mismas. Muchas gracias por la información y un saludo
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